HISTORIA Y ORÍGEN DEL MCYM

Compartimos en los párrafos siguientes, documentos ya escritos con referencia a nuestros orígenes en Dios para el trabajo de la obra del ministerio que estamos desarrollando:

Marcar el inicio de esta obra no es tan fácil, pues no se trata simplemente del comienzo de una congregación u organización, sino de toda una visión. Del nacimiento de un ministerio que fue extendido por toda Argentina y que está llegando a otros países y continentes.

Uno de los fundadores de esta gran familia que compone el Movimiento Cristiano y Misionero fue Samuel Enok Sórensen, (1918-1979), hijo de Niels C. Sórensen y de Annina Kelstrup, dos jóvenes misioneros dinamarqueses que se conocieron y se casaron en tierras argentinas y que también fueron padres de Pablo Sórensen, pastor y traductor de la inolvidable campaña de Tommy Hicks en Argentina.

Juntamente con él los pastores Celsio y Hugo Contreras, hijos los dos de Venera y Estanislao Contreras. En el año 1942, Samuel Sórensen se casó con Esther Nelson, hija de misioneros de origen sueco, y durante varios años, junto a su esposa cumplió una gran labor misionera en las ciudades de Junín, La Plata y City Bell. Todas en la provincia de Buenos Aires.

Una visión fresca y renovadora

Eran tiempos en que la Iglesia evangélica argentina dependía de los esfuerzos de las grandes centrales evangélicas extranjeras. A pesar de esos loables esfuerzos misioneros, la obra evangélica todavía no había adquirido dimensiones de acuerdo a la necesidad espiritual del país, debido a que las órdenes, directivas y sueldos venían del exterior, y esos factores eran los que limitaban la obra. En el año 1950, en la ciudad de City Bell, Samuel Sórensen dirigía un Instituto Bíblico, que se llamó «La escuela del Espíritu Santo». En ese lugar Dios produjo un verdadero despertar espiritual, que llevó a maestros y alumnos a buscar intensamente a Dios y a escudriñar la Biblia.

En el calor de esa intensa búsqueda de Dios, Samuel recibió una visión renovadora, llamada a transformar la obra misionera de la segunda mitad del siglo veinte, entendiendo de parte de Dios los principios para que el Evangelio se extienda con mayor amplitud y celeridad en Argentina y el mundo. En el año 1952, y luego de recibir esa visión, no tuvo reparos en renunciar a su sueldo de misionero, y junto a su esposa y cuatro hijos se trasladó a la ciudad de Mar del Plata aceptando el desafío de probar que Dios puede sostener a sus siervos y proveerles todo lo que necesitan. Lo demostró ampliamente. Dios no lo decepcionó, cumpliendo lo que dice el profeta Habacuc: “El justo por su fe vivirá” y también lo que dijo el apóstol Pablo: “mi Dios; pues suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.

Se inicia el Centro Evangelístico de Mar del Plata, después de tres años de intensa búsqueda de Dios y de un profundo estudio de la obra misionera bíblica. Convencido de que no se necesitaban mejores sermones sino verdaderos siervos y siervas de Dios, que estuvieran dispuestos a depender de la provisión de Dios para cada día, y a entregarlo todo por la predicación del Evangelio, Samuel Sórensen inició en la ciudad de Mar del Plata, el «Centro Evangelístico» (cuna del Movimiento), el 5 de Junio de 1955.

El «Centro Evangelístico» nació como una verdadera obra de fe, y con una fuerte visión misionera. En los años 1956 y 1957 y luego de lo que se llamó «Cursos relámpago», salieron los primeros misioneros al Sur de Argentina, comenzando una gesta gloriosa que al cabo de los años dejó establecidas Iglesias por toda la Patagonia Argentina. Luego tendría lugar la Cruzada del Norte de Argentina. Quince años después, escribiendo un artículo llamado «Recordando» Samuel Sórensen expresaría: «..A partir de 1955 Dios nos permitió comenzar una era de milagros. Primer milagro: La formación de una congregación. Segundo milagro: El celo en corazones santos para consagrarse a Dios y salir a Su obra. Tercer milagro: la financiación de una obra tremenda con recursos netamente locales. En aquel momento estábamos solos en la brecha, hoy Dios ha bendecido la obra de tal manera que docenas y docenas de hombres y mujeres de esta misma congregación han salido a llevar adelante la visión..»

Se formaliza el Movimiento

En el año 1960, los principios de fe y práctica que inspiraron esta Cruzada, se arraigaron y reafirmaron en el Sur de Argentina. En la ciudad de Río Gallegos, provincia de Santa Cruz, se celebró la primera Convención del Movimiento Cristiano y Misionero en la Patagonia y se realizó la declaración constitutiva. La cual fue suscrita por los pastores Samuel Sórensen y Hugo Contreras. También se menciona como miembros del incipiente Movimiento, a los obreros Celcio Contreras, Félix Ferreyra, Pedro Ojeda, Amelia Cejas, Olinda Contreras, Clodomiro Velazquez, Elaudina Caramés y Bolívar Santos entre otros. A continuación se transcribe dicha declaración:

Declaración de la Primera Convención Patagónica realizada en Río Gallegos, Santa Cruz

“Empero, teniendo el mismo Espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: creí, por lo cual también hablé; nosotros también creemos, por lo cual también hablamos” (2da Corintios 4:13). El Espíritu Santo movió nuestros corazones para lanzarnos por un nuevo camino de fe y operación del Espíritu. En el año 1956, nuestras vidas ya fueron unidas en diversas actividades cristianas, aunque siempre fue sin formalizar ninguna unión oficial. Con todo, la obra creció y se esparció, rebasando los límites del país. Al llegar Enero de 1960, reunidos en oración en Mar del Plata, en la oportunidad del Tercer Curso Relámpago, y dedicados a pensar en el camino a seguir para el bien de la obra que nos ha sido encomendada, decidimos darnos la diestra de compañía; a lo cual tuvimos el testimonio de Dios por su S. Palabra, escrita y profética. Resolviendo así marchar juntos, esperando el desarrollo de los hechos bajo la dirección de Dios. Ahora, en esta fecha, se ha realizado aquí en Río Gallegos, provincia de Santa Cruz, la PRIMERA CONVENCIÓN EVANGÉLICA PATAGÓNICA, la cual originó en los corazones de varios obreros reunidos brevemente en Noviembre ppdo, con el deseo de definir el rumbo de la obra Patagónica. Así, deliberando con temor, conscientes del sacrificio involucrado hasta aquí y deseosos de tener la mente del Señor para la expansión de esta obra tan cara al corazón, llegaron a esta conclusión los obreros de la Patagonia: Nos ha parecido bien a nosotros, en el temor del Espíritu Santo, continuar sobre el fundamento ya puesto sin cambiar los principios básicos de fe que fueran el fundamento de la Cruzada al Sur, Por lo cual los obreros representando las congregaciones de: Río Gallegos, Río Turbio, Ushuaia, Puerto Natales, San Julián, Puerto Deseado, Río Grande, aunado a ellos los hnos de Comodoro Rivadavia, que ya lo han manifestado anteriormente. Ahora estrechamos nuestros lazos de unión entre nosotros y con hermanos de igual fe y práctica del Centro evangelístico de Mar del Plata y esa provincia de Buenos Aires. Por lo cual, unidas nuestras manos, no simplemente en forma, más aún en la fe, que adoptando los métodos dados por Dios en su Santa Palabra, podemos esperar pleno éxito en todos los aspectos de la obra de Dios, sin limitaciones humanas. Todos nosotros, somos conscientes que es la primera vez que caminamos por esta senda. Así creemos, por lo cual hablamos y en acción por la gracia de Dios, marcharemos juntos, conocidos con el nombre de MOVIMIENTO CRISTIANO MISIONERO, no creando distingos entre el cuerpo del Señor, firmes en la fe recibida, pero con los brazos abiertos a todos los hijos de Dios. La visión es esta: EN EL ORDEN BÍBLICO, aceptar todo lo escrito en absoluta simplicidad de fe y práctica, buscando evitar nuestras opiniones humanas. EN EL ORDEN ESPIRITUAL, ser partícipe de todos los ministerios y dones buscando su operación bíblica. EN EL ORDEN PRÁCTICO, promover la obra con nuestro todo, conscientes de que es la última hora, en la cual vivimos. Concluimos dando gracias a Dios por el refrigerio espiritual en compañía los unos de los otros, por el derramamiento de su Espíritu y sus operaciones en nuestro medio. Encomendándonos recíprocamente a la gracia de nuestro Señor Jesucristo.

Vertiginoso crecimiento

Con este fundamento, en la década del sesenta el Movimiento comenzó a crecer a pasos agigantados. Comenzaron a salir obreros por docenas. En pocos años se establecieron obras en todas las provincias argentinas, y la visión comenzó a trascender las fronteras. En 1964, se inauguró el segundo tramo en el Centro Evangelístico, donde se realizaron cinco convenciones, cada año más concurridas.

En 1965, y luego de una gran campaña en la ciudad de Mar del Plata con el evangelista Moris Cerullo, comenzó una etapa de campañas evangelísticas con el lema «Cristo es la Respuesta», que tuvo como protagonista al pastor Oscar Daruich, quién se había unido al Movimiento al comienzo de esa década. El pastor Oscar Daruich, fue uno de los instrumentos más usados por Dios en ese tiempo. Fue el evangelista de aproximadamente cincuenta campañas que se realizaron por todo el país. Casi sin publicidad y sin recursos humanos, esas campañas fueron multitudinarias, plenas en sanidades y milagros, y dejaron como fruto muchas obras establecidas, aún con el terreno adquirido con ofrendas de la campaña.

Mientras tanto, la obra seguía creciendo presidida por Samuel Sórensen y el incalculable aporte de ministerios como los de Hugo y Celcio Contreras, Jorge Veach, Oscar Daruich, Roberto Alonso y Hugo Fernández. Este crecimiento de la obra inspiró a Samuel Sórensen, quién con la ayuda de la congregación del «Centro Evangelístico», construyó el primer campamento para Convenciones Internacionales, que en el año 1971, fue semidestruido por un violento temporal de granizo. Sin embargo, esta situación desembocó en la decisión de construir un campamento más grande, sobre la base de dos hectáreas, en el Barrio Bosque Grande, que fue escenario de gloriosas convenciones en los años siguientes.

La despedida de un campeón de la fe

En el año 1979, y agotado por la abrumadora tarea apostólica desarrollada a lo largo y ancho del país, fallece en Mar del Plata Samuel Enoc Sorensen, dejando en pleno funcionamiento ciento cincuenta iglesias en todo el país, y un presbiterio compuesto por pastores de reconocida trayectoria espiritual y material, quién se encarga desde entonces de dirigir y continuar la obra del Movimiento. Es importante destacar, que la emocionante historia de Samuel Sórensen y de los comienzos de la familia del Movimiento, se encuentra magistralmente relatada en el libro «El triunfo del sistema de la fe» escrito por el pastor Roberto Sórensen, hijo de Samuel y actual pastor del «Centro Evangelístico» de Mar del Plata.

El Movimiento sigue adelante

Ya sin Samuel Sórensen, algunos auguraron la división o el fin de la obra. Sin embargo, en la década del ochenta el Movimiento continuó creciendo en forma sorprendente. Todas las iglesias, siguiendo la fe y principios de sus fundadores, (El llamamiento, la Vida de Fe, la Guía del Espíritu Santo, la vigencia y actualidad de las escrituras, el discipulado y otros), continuaron predicando, enviando misioneros a todas partes del país y comenzando misiones en otros países.

En ese tiempo se encontraban establecidas en Argentina doscientas cincuenta iglesias, algunas de ellas con gran crecimiento. El Movimiento estaba firme en Bolivia y Chile, dando sus primeros pasos en Brasil, Uruguay, Perú y Paraguay. Un misionero viajó con toda su familia a la República de Cabo Verde (En el continente africano), donde a través de los años dejó establecida la Iglesia del Movimiento en aquel país. Es oportuno mencionar la obra en España, que durante décadas fue llevada adelante por la hermana Elaudina Caramés, quien ahora está en la presencia de Dios.

Nace el campamento «Hebrón»

Para el año 1987, el campamento de Bosque Grande, quedó incómodo para seguir celebrando las Convenciones por la gran cantidad de pastores, obreros y asistentes a cada una de ellas. Dadas las circunstancias, se adquirió un predio de dieciocho hectáreas en la localidad de Chapadmalal, y bajo la visión y dirección del pastor Oscar Daruich, se comenzó a construir el nuevo campamento llamado «Hebrón» (Amistad).Desde el año 1988 hasta hoy, en Febrero de cada año, las Convenciones Internacionales del Movimiento se celebran en Hebrón. El anterior campamento se utilizó para el establecimiento de la escuela primaria Samuel Enoc Sorensen.

El Movimiento y su actualidad en Argentina

En la actualidad es casi imposible enumerar con exactitud la cantidad de iglesias que el Movimiento ha establecido en Argentina. Cientos de pastores, en toda la Nación y otros países cumplen su ministerio, y cada uno en su iglesia -En la guía del Espíritu Santo- y sin estrategias humanas, prepara a sus discípulos, (Que en total se contarían por miles), y que en su tiempo son enviados a predicar a otros lugares. Comedores infantiles, guarderías, escuelas bíblicas, Centros de ayuda a carenciados, visitación a hospitales y cárceles son tarea diaria de las iglesias de la familia. Diferentes iglesias han establecido tres escuelas primarias, dos Hogares de Niños, un Hogar de Ancianos y un Centro de rehabilitación de drogadictos.

Con presencia en todas las capitales del país y en todas las provincias, en grandes ciudades, en pequeños pueblos y aldeas y aún en lugares recónditos, el Movimiento ha crecido en el siglo veinte, al ritmo de una nueva iglesia cada treinta y cuatro días, sólo en Argentina. (Fuente: Estadística de la oficina central del M.C y M). Celebra dieciséis Convenciones Regionales al año, y la Convención Internacional de Chapadmalal, las cuáles son presididas por el presbiterio internacional, compuesto por los pastores Orlando García, Ismael Busatto Samuel Laborde, Bolívar Santos y Hernán Pérez.

El Movimiento y su actualidad en el mundo

También creció en Chile, Bolivia y Perú. Ha enviado obreros que permanecen hasta hoy en Brasil, Uruguay, Ecuador, Paraguay, Venezuela y Colombia en América del Sur, en España y Francia, en el continente Europeo, y en la República de Cabo Verde, en África. Con el comienzo de este siglo, surgió un renuevo de la visión misionera. El Espíritu Santo está guiando a muchos discípulos y siervos de Dios hacia el norte de América Latina y Europa. Casi mensualmente, se reciben noticias de nuevos obreros que son enviados a lejanas tierras para establecer nuevas obras, y así cumplir con los eternos propósitos de Dios para esta familia”