El arrepentimiento y la confesión de los pecados

Lo primero que debe hacer una persona, sea de las que se consideran buena gente o no, es reconocer que es pecador, que por cuanto todos pecaron, están destituidos de la gloria de Dios y profesar un sincero arrepentimiento, como dijo el mismo Jesús nacer de nuevo.

En su primer discurso público, el apóstol Pedro hizo un llamado a una gran multitud de personas y sus palabras fueron arrepentíos y convertíos para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerios, Hechos 2.38 y 3.19.

El nuevo nacimiento en Cristo

De modo que si alguno esta en cristo Jesús, es nueva criatura, las cosas viejas pasaron y son hechas nuevas. El nuevo nacimiento implica que ya se deja de ser hijo de pecado y somos transformados en hijos de Dios y como tales, somos herederos juntamente con nuestro señor Jesucristo del reino de los cielos. Efesios 4.24.

La santificación

Es el proceso mediante el cual somos renovados como dice el verso bíblico de Efesios 4.24, Según 1 de Tesalonicenses 5.32 que el espíritu de Dios es el que nos santifique y por completo, todo nuestro ser, espíritu, cuerpo y alma y nos guarda irreprochable para la venida de nuestro señor Jesucristo.

Todo cristiano, tiene la encomienda de seguir la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie vera al señor, otro verso bíblico lo pone más claro y dice que en cuanto dependa de nosotros, estar en paz con todos.

Sobre el Bautismo Tanto En Agua Como En Espíritu Santo

Si bien hay iglesia que sólo tienen el bautismo en agua, pues nosotros también creemos en el bautismo en Espíritu Santo y fuego:

El bautismo en agua

Si el mismo Jesucristo, se bautizo, cuanto más los hombres y mujeres que decimos ser sus seguidores, sobre el bautismo en agua véase en Mateo 28, 19-20, el bautismo de cristo, esta en Juan 3,21-22.

La gran mayoría de las congregaciones, tienen la idea de que no se debe bautizar un creyente nuevo, sin antes pasar por un proceso de aprendizaje de la doctrina de tal congregación, la verdad es que se justifican diciendo que no pueden darle los privilegios de miembros, sin que antes estén capacitados para hablar desde un púlpito.

Lo que ha pasado es que se a confundido el bautizar una persona y reconocerlo como miembro de una iglesia, esto es un error muy grave el tener a un creyente que por no ser bautizado, no es miembro de la iglesia, pero que hace rato su nombre esta inscrito en el libro de la vida y es miembro del reino de los cielos.

Muchas congregaciones evangélicas enseñan que si ser bautizado, no se puede ir al cielo, pero no te bautizan si no tienes varios meses en la iglesia y pasas por los talleres de enseñanzas doctrinales. Repito, se puede bautizar a una persona justo en el momento en que realiza la conversión, lo que esto no lo califica para dar enseñanzas desde el púlpito, espero que un día las congregaciones evangélicas aprendan esto.

El bautismo en el Espíritu Santo y Fuego

Fue el mismo que bautizo a nuestro Señor Jesucristo, Juan el bautista quien declaró que después de él vendría uno que bautizaba con Espíritu Santo y Fuego. Sí los cristianos de las iglesias que abrasamos esta doctrina, tenemos el privilegio de ser bautizados por el mismo hijo de Dios. Juan 1,33-34 y Hechos 1.8. y Hechos capitulo 2.

Son muchos los puntos doctrinales de las iglesias evangélicas, muchas dicen que el arrebatamiento de la iglesia es justo antes de la gran tribulación, otros que a la mitad, justo tres años y medio después del inicio del reinado del anticristo y los que piensan que sera al final de los últimos tres años y medio.

La verdad es que durante los últimos 7 años, los que son de gran tribulación, son los últimos tres años y medio y que sobre este tema hay mucha tela por donde cortar, ya en un próximo articulo que advierto, será muy polémico para muchos, un servidor fijara su posición al respecto.

Me gustaría saber tu opinión sobe los puntos o creencias doctrinales de la iglesia evangélica y que compartas este artículo, es posible que un nuevo creyente quiera saber más de la palabra de Dios y de lo que enseñan en nuestras congregaciones. Mira otras publicaciones de este blog, por ejemplo el último que es sobre los evangelistas de la Biblia y que Dios te bendiga.

VISIÓN Y PRINCIPIOS

1- Que se entiende por visión.

En este caso, no se hace referencia a un sueño o ilustración en forma de éxtasis, sino a la expectativa de concreción de anhelos, metas o ideales.

“..Hay una visión ardiendo en mi alma..” no se refiere a un sueño o imágenes vistas dormido o despierto, sino a anhelos o deseos puestos por Dios.

La Biblia dice: «…porque Dios es el que en vosotros produce el querer como el hacer, por su buena voluntad…» (Filipenses 2:13).

Visión habla de inspiración, dirección divina, y revelación al alma que nos llevará a cumplir los planes y eternos propósitos de Dios.

2- La importancia de la visión.

Un texto bíblico muy usado en los principios del Movimiento era Proverbios 29:18 (en su versión en inglés), que dice: «…el pueblo sin visión perece…»

La Iglesia siempre tuvo hombres de visión, y se desarrolló a través de hombres de visión. El primer gran visionario fue el apóstol Pablo.

Los visionarios fueron los que impulsaron la predicación del Evangelio en tierras remotas, impulsando a vidas a ofrendarse por la salvación de tribus, pueblos y lenguas desconocidas. Hombres de visión han hecho nacer instituciones de servicios cristianos, tareas entre los muy necesitados, etc.

El Movimiento Cristiano y Misionero nace por una visión, no por una división.

3- Momento histórico en que comienza a nacer la Visión del Movimiento.

Es importante observar ese momento. Eso ayudará a comprender los orígenes del Movimiento, y conocer mejor su identidad.

El sistema de la Iglesia era estilo “obra misionera foránea”. Había terminales de agencias misioneras que creaban dependencia de sus centrales, por lo que las órdenes venían de otros países, y no del Cielo.

Con este sistema, la dependencia de lo humano limitaba el crecimiento y desarrollo de la obra. Por otra parte, el excesivo escolasticismo de esos países, acorde a culturas cristianas mas arraigadas no funcionaba aquí.

Dentro de este panorama, la visión básica y fundacional de la familia del Movimiento se basó en lo siguiente: La necesidad no eran mejores sermones, sino mas obrar de Dios y la expansión rápida del mensaje.

Es importante que esta visión sea renovada vez tras vez en aquellos que la creen y no solo eso, sino que cada uno tenga una visión particular, para su trabajo para Dios.

La Biblia dice: «…Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve…» (Hebreos 11:1)

Tener visión es fundamental para saber hacia donde se va, que creer y que esperar. La visión clara estimula y minimiza los escollos del camino. Visión es vida.

Hebreos 12:2, dice: «…puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de el sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios…»

Principios

1- Que se entiende por principios:

Principios son las bases y fundamentos para la concreción de una visión.

El Movimiento entiende por principios a aquellas verdades fundamentales que Dios comenzó a revelar a los primeros padres de la obra, por medio del obrar y la renovación del Espíritu Santo.

Tanto Samuel Sorensen, como quienes lo acompañaron en esos comienzos, se aferraron y fueron guiados por estas verdades bíblicas y pudieron comenzar a ver cristalizados su sueños de una obra en plena expansión.

2- La importancia de tener principios y conocerlos.

El universo se rige por leyes y principios. El hecho que Dios mantenga inamovibles

sus leyes hace que el hombre pueda crear y mantener su sistema.

El desarrollo espectacular de la ciencia en estos últimos años se debe a que el ser humano ha logrado descubrir y entender ciertas leyes o principios. Ese desarrollo, unido a los elementos puestos a su disposición, ha puesto en marcha un mundo de tecnología.

Dios es un Dios de principios. Jesús, en el Sermón del Monte, estableció los principios fundamentales del reino de Dios (Mateo 5). Conocer y obedecer estos principios produce como resultado una vida dichosa y feliz.

Estos principios y muchos mas son comunes a toda la Iglesia de Dios, y obedecerlos trae la bendición de Dios.

A continuación, se han de enumerar cinco principios que constituyen el factor distintivo de la obra del Movimiento. Estos, son los pilares fundamentales sobre los cuales se ha desarrollado y establecido la obra, y que la han llevado a ser lo que es hoy.

Tenerlos en cuenta y practicarlos llevará al Movimiento a una etapa de mayor y mas importante ensanche y crecimiento.

1) Llamamiento

Todo comienza con el llamamiento. La Biblia relata cuando Jesús caminó junto al mar y vio a Pedro, Andrés, Jacobo y Juan y los llamó, pasó por el banco de los tributos públicos y llamó a Mateo (Mateo 4: 18 al 22). Allí comenzaron las experiencias de los discípulos con Jesús. Fue el comienzo de su formación y posteriormente de su ministerio.

Llamamiento es elección, predestinación, Jesús les dijo a sus discípulos «…No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros…» (Juan 15:16). Es encajar en los planes y propósitos de Dios. Esto tiene mucho que ver con la renovación y el obrar del Espíritu Santo en esta última hora.

Los manuales misioneros hablan de “fervor misionero, entusiasmo, vocación” que sin dudas son buenas cosas, pero en esta hora de renovación del ministerio del Espíritu Santo esas expresiones no caben.

En este sistema de total dependencia de Dios, lo que mantendrá firme a alguien en el momento de la batalla espiritual, no será ni el fervor misionero, ni el entusiasmo, ni la vocación, sino la seguridad y certeza del llamamiento.

En la obra de Dios no hay lugar para voluntarios, sino para llamados.

¿Que es llamamiento?

Llamamiento es la revelación celestial, por medio de la cual un ser humano entiende que Dios lo está requiriendo para una acción en su reino.

La Biblia relata la visión del apóstol Pablo: «…Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el Evangelio…» (Hechos 16:9 y 10). El llamamiento requiere acción.

El llamamiento es soberano y con propósito

El llamamiento corresponde a un diseño de Dios. El apóstol Pablo alcanzó a descubrir que en la visión que tuvo (Hechos 26:19), se encontraba el llamamiento divino que le permitiría alcanzar el propósito de Dios con su vida: «…Yo entonces dije: ¿Quién eres Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados…» (Hechos 16: 9 y 10) Leer también Filipenses 3: 7 al 14.

Dios llama conforme a su propósito, no conforme a los hombres y sus obras. El apóstol Pablo le dijo a Timoteo: «…quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos…» (2da de Timoteo 1:9). Dios salvó y llamó a los creyentes desde antes de los tiempos.

El llamamiento de Dios es soberano, e implica una actividad creativa en el.

La Biblia habla del llamamiento de Abraham: «…(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama a las cosas que no son como si fuesen. El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia…». (Romanos 4: 17 y 18).

Aquel que llama va a crear en el llamado todo aquello que necesita para cumplir el propósito para el cual lo llamó. «…Fiel es el que os llama, el cual también lo hará…» 1ra de Tesalonicenses 5:24

Dios escoge con absoluta soberanía. Un ejemplo lo da el apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios 1:24 al 31: «…mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. Porque lo insensato de Dios es mas sabio que los hombres, y lo débil de Dios es mas fuerte que los hombres. Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia…» (Ver Romanos 11:13 y Romanos 9:25 y 26).

Dios va aclarando el llamamiento. No se debe ser rebelde aunque no se sepa todo de antemano. Pablo en Los Hechos de los apóstoles relata cuando estaba recién convertido y Ananías le dijo que oiría la voz de Dios y conocería su voluntad. «…Y el dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, pues, ¿porqué te detienes? Levántate y bautizate, y lava tus pecados, invocando su nombre…» (Hechos 22:14 al 16).

Como saber que Dios llama.

En el antiguo pacto, (antiguo testamento), por no haber una manifestación continua del Espíritu Santo sobre la tierra. Dios tuvo que usar formas espectaculares.

Ejemplos:

– Llamó a Moisés en medio de una zarza que ardía y no se consumía.

– Llamó a Gedeón por medio del “Ángel de Jehová”

– Llamó a David por medio del profeta Samuel que lo ungió con el cuerno del aceite.

– Llamó a Eliseo a través del manto de Elías.

Durante el ministerio de Jesús en la tierra, el llamó personalmente.

En la era de la Iglesia, que es la era del Espíritu Santo, esta labor es llevada a cabo en forma muy normal por el Espíritu Santo, que habla a través de predicaciones, profecías, oraciones, su palabra vivificada, y hasta en sueños y visiones.

También puede comenzar el llamado de manera muy simple. Sintiendo una carga en el corazón por determinadas personas, grupos o lugares, etc.

En el camino de entender el llamamiento, es necesario desestimar algunas cosas:

– No depende de las circunstancias. (Ejemplo: Se murió un familiar en un lugar y dejó una casa. Seguro que Dios me llama para allí). Falso.

– No depende de la lógica. (Ejemplo: boliviano a Bolivia. Intelectual a intelectuales).

– No depende de la aprobación humana. No es la visión del Movimiento tener juntas de misiones. Dios le dijo a Samuel cuando tenía que ungir rey a Israel: «…Y Jehová respondió a Samuel: No mires su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón…» (1ra de Samuel 16:7).

– Puede existir la posibilidad de que un creyente tenga la tentación de buscar hasta encontrar a alguien que le diga lo que quiere oír, sin necesidad de que esto sea la voluntad de Dios. (Léase 2da de Crónicas 18).

– Dios puede usar estas cosas, pero no son suficientes confirmaciones.

Señales del llamamiento:

– Debe haber en el alma, un fuego que arda y que queme. El apóstol Pablo nos da un ejemplo, cuando dice: «…Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!…» (1ra de Corintios 9:16)

– No hay nada que satisfaga el alma, hay una sola pasión.

– No se debe tener en mente un puesto o un cargo. (Debilidad muy común en nuestra sociedad). La mente y el espíritu deben estar mirando la tarea, la misión, la función en la obra.

El apóstol Pablo no habló de lo que fue, sino de lo que hizo (Romanos 15: 18 y 19).

El miró la tarea, por eso siempre estuvo ocupado.

Cuando un creyente es lleno del Espíritu Santo, este comienza a poner cargas en esa persona. Algunas veces, estas cargas pueden transformarse en el verdadero propósito del llamamiento. Otras, son simplemente un paso hacia lo que Dios tiene para cada uno.

En el caminar con Dios pueden venir muchas cargas, hay que saber distinguir, no todo es para salir corriendo. Algunas son para orar. Otras, para actuar.

2) La Guía del Espíritu Santo

Un libro sobre el Movimiento Pentecostal en Argentina decía del Movimiento Cristiano y Misionero “…hacen especial énfasis en la guía del Espíritu Santo y las profecías…”

De pronto, descubrimos que lo que para la familia es una cosa natural y lógica, no lo es en todas partes. Sin duda, la guía el Espíritu Santo es un principio distintivo del Movimiento.

La semilla que dio lugar al nacimiento de esta familia, se produjo cuando hombres y mujeres se pusieron a buscar un genuino mover del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo se hizo presente, derramó dones, ministerios, palabras proféticas y guía. Cuando el Espíritu Santo viene trae directivas.

El Espíritu Santo no es una persona pasiva, es tremendamente activa. La Biblia relata en Hechos un ejemplo del obrar del Espíritu Santo: «…Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado…» (Hechos 13:2).

¿Porque se necesita la guía el Espíritu Santo?

Porque estamos en la era de la Iglesia, que es la era del Espíritu Santo.

La Iglesia nació por el Espíritu Santo en Pentecostés. Es sustentada, guiada, edificada, impulsada, corregida, y un sinnúmero de cosas mas por el bendito Espíritu Santo.

Sin el Espíritu Santo no habría Iglesia. El Espíritu Santo es el que prepara a la novia (Iglesia), para las bodas del cordero.

Sería imposible en estos breves renglones exponer con justicia la persona y ministerio del Espíritu Santo. Todo lo antedicho se cree y se predica en las Iglesias evangélicas, pero lo importante es entender como funciona en la práctica este ministerio.

Todo concuerda con la vida de fe que se practica. Si Dios llama a una persona, es Dios quien le dirá para que lo llamó y que es lo que espera de el o de ella.

Si alguien se ofrece en una agencia misionera, los directivos tendrán que decirle lo que tiene que hacer. Ellos son responsables por esa persona, y la misma de debe a ellos.

Pero cuando alguien entrega su vida en las manos del Señor respondiendo a un llamamiento, es el Señor el que irá guiando sus pasos, porque viene a ser parte de su plan magistral en la tierra, viene a ser un miembro de su cuerpo actual, el cual Dios puede usar a su criterio, transformándose en un instrumento en sus manos.

Si hemos de ser efectivos en la obra, será por la guía del Espíritu Santo.

La diferencia entre una obra batallada, estancada y otra pujante y con resultados, es la guía del Espíritu Santo.

Necesitamos su guía para nuestras predicaciones. Nuestra oración debe ser: “…Espíritu Santo, dame una palabra del Cielo para este culto…” ¿puede nuestra palabra o sermón, por mas bien elaborado que esté, brindar respuesta a las diferentes necesidades que están delante nuestro en un culto? Imposible.

Solo el Espíritu Santo puede dar el pan fresco a cada uno.

El Dios que llama quiere guiar. Habría mil consideraciones que hacer respecto de la cantidad de cosas en la cuales se necesita la guía del Espíritu Santo, pero el punto fundamental es este: No es el obrero o pastor quien tiene al Espíritu Santo como ayudante, sino que es Dios que lo quiere usar (para eso lo llamó), y ha enviado al Espíritu Santo para que le ayude, le guíe y le enseñe a hacer su voluntad, y a desarrollar sus propósitos en la tierra. La Biblia dice: «…Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad…» (Juan 16:13).

¿Como conocer la guía del Espíritu Santo?

Es importante aprender a oír la voz del Espíritu Santo.

Cuando un creyente es niño en Dios, las directivas vendrán directamente del pastor que le ministra. “Haz esto…haz lo otro…”.

A los niños no se los deja obrar a su criterio. Necesitan conducción firme. La Biblia dice: «…Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto os es provechoso…» (Hebreos 13:17).

El pastor está puesto para guiar. Cada pastor necesita una palabra de Dios para cada consejo. Mas, cuando una vida es llena del Espíritu Santo, comienza a oír su voz a través de la oración, de predicaciones, de la Palabra, de sueños, de visiones, también el Espíritu le puede hablar a través de necesidades, de cosas que se ven o que se oyen.

De pronto, nuestro espíritu es impresionado con “un sentir”. Confesamos “siento de parte de Dios”, que bien interpretado y no a la ligera, puede constituir la voz del Espíritu Santo hablando al alma y guiando a una persona a su voluntad. La expresión “sentir” es muy del Movimiento.

Es fundamental la confirmación.

En Dios hay orden, y el sentir de alguien debe estar sujeto a quién lo preside.

No es cuestión de que cada uno haga lo que siente, porque por mas afinado que tenga el oído espiritual se puede equivocar. Es importante la confirmación y de alguien espiritualmente mas maduro.

Concluimos con la consideración de este principio abriendo al corazón a una oración: «…Señor, nunca permitas que dejemos de ser guiados por tu Espíritu Santo, que dejemos de oír tu voz. No hay muchos doctos en nuestro medio, ni somos muy capaces humanamente. Somos lo vil y menospreciado que escogió Dios, para avergonzar lo que es. No tenemos nada en que jactarnos ni en que apoyarnos. Si perdemos la bendita llama de tu Espíritu Santo, no nos queda nada, somos muertos. Brille tu luz amorosa, e ilumine cada día nuestro camino, y seamos llevados en alas de tu Espíritu hasta alcanzar el propósito maravilloso para el cual un día nos llamaste…»

3) La vida de Fe.

El Dios que llama y que guía, proporcionará TODO lo que haga falta para concretar TODO lo que pide hacer.

El llamamiento implica una actividad creativa. Cuando se hace referencia a la vida de fe, no se habla solamente de sustento material, sino que DIOS PROPORCIONARA TODO, como dijo el apóstol Pablo: «…Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús…» (Filipenses 4:19).

En Romanos 4: 17 al 21, observamos que Dios creó en Abraham y Sara las facultades que no tenían, para cumplir con el propósito de su llamamiento. Esto es la vida de fe, otro de los principios básicos y fundamentales de la familia del M.C y M.

Si hay algo que salta a la vista en el trato de Jesús con sus discípulos, es que tenía como obsesión lograr que sus discípulos creyeran en El para todas las cosas.

Vemos cuatro ejemplos.

– Dos discípulos preparan la cena. (Marcos 14:12 al 15).

– Pedro paga los impuestos (Mateo 17:27).

– Dadles vosotros de comer (Marcos 6:37 al 44).

– Misión de los setenta (Lucas 10: 1 al 12 y 17 al 20).

Algo que se enseñó desde el principio del Movimiento, es a depender de Dios, a creer en la provisión de Dios.

Se enseñó que Jesús envió a los doce y a los setenta sin bolsa, ni alforja, ni dinero, ni promesas humanas, para que aprendieran a confiar el.

Se enseñó que Jesús les dijo a sus discípulos que el obrero es “digno de su salario”, y que aunque su presencia no esté físicamente, su autoridad estaría con ellos, que orasen y reprendiesen tranquilos que El los iba a respaldar de la misma forma que HOY respalda su palabra.

Si alguien siente el llamado y es guiado por el Espíritu Santo a hacer la obra de Dios, su bendición, provisión y respaldo estarán presentes.

Así ha marchado el Movimiento. Creyendo a pie juntillas la palabra escrita.

Al principio, hubo muchas críticas. A Samuel Sorensen lo tildaron de inconsciente y otros epítetos mas gruesos cuando se realizó la primera cruzada al sur de Argentina, y luego al norte.

Se decía que enviaba a los jóvenes a morir de hambre. A ser mal testimonio, porque les enseñaba que Dios los podía sostener. Esto de creer la palabra tal cual fue escrita, sin interpretaciones privadas, ni adaptaciones a la época era algo nuevo, y no muy aceptado. Los resultados ya los conocemos.

¿Como viene la provisión?

Se podría escribir un libro sobre esto, pero se verán cinco puntos como ayuda en esta parte:

a) Dios usa la semilla que se tiene. En el evangelio de Marcos, Jesús pregunta: «…El les dijo: ¿Cuantos panes tenéis? Id y vedlo. Y al saberlo, dijeron: Cinco y dos peces…» (Marcos 6:38).

Provisión requiere fe. Generalmente, Dios no permite acumular. Una vez que se utiliza lo que se tiene, Dios provee mas. El provee a medida que hay necesidad (léase 2da de Reyes 4 y Mateo 25:21).

b) A veces hay que buscar. Dios no comulga con los indolentes. Una vez que se ha hecho todo, todo lo que se puede, Dios hará el resto.

c) Vivir por fe no es mendigar. El obrero que recién sale a la obra misionera, y que con todas sus fuerzas sirve al Señor guiado por el Espíritu Santo, podrá estar seguro que Dios no le hará faltar el sustento y abrigo, y aún muchos mas de lo que espera, y aún mucho mas de lo que tenía cuando trabajó para si mismo.

d) El obrero que recién sale a la misión ¿puede trabajar materialmente?

El consejo anterior es la excelencia, el consejo es no enredarse, no salirse del propósito para el que fue enviado. Pablo le aconsejó a Timoteo: «…Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado…» (2da de Timoteo 2:4).

e) El obrero ¿vive por los diezmos o vive por la fe? El obrero o pastor, no importa su trayectoria. Vive por la fe. (Romanos 1:17).

Para suplir sus necesidades, Dios puede usar diezmos, ángeles, cuervos, etc.

Un siervo de Dios nunca debe mirar el canal, debe mirar la fuente que es Dios. El que le llamó y le envía, sabe lo que hace.

La fe es imprescindible en un pastor. Jesús reprochó la incredulidad. ( Mateo 6:30, 8:26, 14:31 y 21: 21 y 22).

La aplicación de la fe que se ha enseñado a los obreros desde el principio en el Movimiento, es la siguiente: Creer por los demás, creer por su familia, creer por sus hijos, creer que de las personas que Dios puso a su cargo saldrán otros pastores y obreros. Creer por restauración, creer por obras nuevas, creer por Argentina convertida, creer por América latina convertida.

El Movimiento es una familia de fe, visión y acción.

4) La práctica del discipulado:

El Movimiento Cristiano y Misionero ha tenido como principio, preparar a los obreros y futuros pastores en el terreno, en la fragua, en la batalla, no separado del pueblo y las necesidades.

Significado de la palabra discípulo:

Persona que aprende una doctrina del maestro a cuya dirección se entrega. (Sinónimos: seguidor, aprendiz).

Discípulo es aquel que se somete a la disciplina del aprendizaje.

El alumno aprende una enseñanza. El discípulo aprende una vida.

Una de las verdades que se hizo clara en la familia, desde el comienzo, y que fue el germen de la práctica del discipulado, fue la cualidad de todos los seres vivos de reproducirse según su género.

Transmitido esto a lo espiritual, llegamos a la conclusión que Dios espera de cada pastor que se reproduzca o multiplique en otros.

La formación de los doce discípulos en el ministerio de Jesús cumple una función tan importante como su predicación a las multitudes y aún los milagros. Su agonía por los doce la observamos en su oración magistral.

De la misma manera que toda la familia humana, tiene la facultad de reproducirse, cuidar y críar a sus hijos hasta que sean hombres, cada pastor u obrero tiene que creer por los que Dios ha puesto a su lado.

Debe sembrar la semilla del servicio, debe creer que de allí Dios puede escoger siervos y siervas de Dios.

Nadie tiene toda la enseñanza que un hijo necesita, para eso existen escuelas y maestros. Dios también ha puesto en la Iglesia, maestros y apóstoles que enseñan, confirman y animan, pero esto no exime a ningún obrero de creer por los que están a su lado.

Es la gran responsabilidad del pastor. Descubrir entre los que esta a su lado, aquellas vidas sobre las cuales está el dedo de Dios, y brindar todas las oportunidades para que alcancen el propósito para el cual el Señor la llamó.

Algunos han tenido problemas con este punto. Alguien dijo: “…traté de practicarlo y me cargué de mil problemas…” Jesús, en un momento, también se cansó (Mateo 17: 14 al 21), pero continuó discipulando, y gracias a eso, el evangelio se afirmó, creció y llegó hasta nosotros.

¿Por qué discipular?

a) Porque es mandato de Jesús (Mateo 28: 16 al 20).

b) Porque sus discípulos lo hicieron (Hechos 14:21).

c) Porque es la forma de multiplicación establecida desde la fundación del mundo (Génesis 1:28).

d) Porque si no tenemos seminarios, ni escuelas bíblicas, y si tampoco se forman discípulos, la obra está condenada a estancarse. Si en esta hora reaccionamos a la responsabilidad que tenemos, en formar a aquellas personas que Dios puso a nuestro lado, habrá un ensanche y crecimiento muy grande de la obra de Dios.

Hay diversas categorías de discípulos. Los tres, los doce, los setenta, los ciento veinte, los quinientos y la multitud. Todos eran discípulos, pero había doce que estaban con él.

Son los que dijeron: «…nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido…» (Mateo 19:27). Estos son aquellos que hoy en día, vienen y nos dicen: “…pastor…, quiero entrar al discipulado…, estoy dispuesto a dejar todo para servir al Señor…”

A veces no se sabe bien que decirle, y en algunos casos, por no actuar bien, ha habido problemas.

Hay cuatro requisitos fundamentales que se tienen que cumplir en alguien que está dispuesto a dar ese paso:

a) Debe tener un llamamiento. Si no lo tiene, no soportará la disciplina y será un tropiezo.

b) Debe tener buen testimonio. Traerlo al discipulado para sacarlo del mundo no funciona. Si no puede ser buen cristiano, tampoco será un buen discípulo.

c) Debe ser fiel a la Iglesia y a los pastores. Si ha de someterse a la disciplina de un discipulador, debe quererlo, respetarlo y serle fiel.

d) Debe invertir todo y hacerse útil. El que no puede poner al Señor en primer lugar y hacerse útil, no sirve para un servicio mayor.

¿Donde vive el discípulo?

Cuando el discípulo llega a ser uno de los doce, es imprescindible que deje su casa y entre a la comunidad ministerial. Puede ser la casa pastoral, o al lado de esta o muy cerca. Por supuesto que la casa pastoral en este caso debe ser un lugar de consagración absoluta al ministerio.

El discípulo entra a un lugar en donde lo primero es la obra de Dios. Deja de ser un espectador para luchar desde adentro para el crecimiento de la obra.

Empieza a compartir con su maestro la tarea diaria, las alegrías y los sufrimientos. Aprende la vida de fe. Aprende a buscar la guía del Espíritu Santo, y tiene la oportunidad de aprender no solo lecciones teóricas, sino la vida del pastor y en forma bien práctica.

¿Que hace el discípulo?

El servicio del discípulo.

El discípulo no viene para ser servido, sino para servir. Abundan en la Biblia, ejemplos de esto. Desde Josué «…pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor…» (Éxodo 33:11), hasta Jesús y sus discípulos. Sus tareas van desde lo material y doméstico, hasta lo espiritual.

Si la comunidad es pequeña y vive por ejemplo en la casa pastoral, debe colaborar como todo hijo en las tareas de la casa.

Si la comunidad es grande, discípulos y discípulas colaboran por igual conforme a la necesidad, y sin tenerle miedo al servicio personal.

El discípulo debe aprender a servir y colaborar en todas las cosas y de esta forma estar preparado para toda buena obra. En todo momento no debe constituir una carga sino una ayuda.

Otro aspecto, es hacer todo lo relacionado al ministerio. A través de discípulos fieles, está la posibilidad de ampliar muchísimo la obra.

Los discípulos colaboran en escuelas bíblicas para niños, tareas evangelísticas, tareas con la juventud, visitación a enfermos y necesitados y toda otra tarea espiritual y/o material que el ministerio emprenda.

La disciplina y el crecimiento del discípulo.

No puede haber discipulado sin disciplina. Lo primero que tiene que aprender un discípulo es someter su voluntad. Sin un actitud obediente de alma, no existe discipulado.

El éxito de un ministerio consiste en haber obedecido a un llamamiento y en haber hecho la voluntad de Dios. El discípulo de éxito es aquel que tiene una actitud sumisa al que lo instruye, porque mañana no tendrá problemas en tener la misma actitud hacia todo lo que Dios le guíe. Jesús dijo: «…vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando…» (San Juan 15:14).

Un semillero de obreros

El semillero es aquella porción chica y bien protegida de tierra donde el agricultor siembra las semillas, que al germinar y crecer serán los plantines que estarán listos para ser puestos en los surcos.

Este es un ejemplo para apreciar lo que es el discipulado. Los discípulos se van formando al calor y abrigo de su pastor e Iglesia local.

El tiempo de todos no es el mismo. Es como el trabajo de un artesano, pieza por pieza. Cuando están listos van saliendo al campo misionero. Algunos irán a obras nuevas, otros a cubrir distintas necesidades. Lo importante es que el semillero no se vacíe para que siempre haya obreros en la obra del Señor.

5) El sentido de cuerpo:

El Movimiento Cristiano y Misionero, no nació como un grupo de Iglesias independientes que se afiliaron para hacer una denominación.

Nació por un grupo de siervos del Señor, que con una visión en su alma, se unieron, para caminar juntos en este camino de fe, como un cuerpo, una familia, como ministerios interdependientes, marchando unidos en la conquista de Argentina y los países hasta donde llegara la visión.

Bajo este importante fundamento surgen algunos puntos importantes:

a) Respeto y apoyo recíproco de los ministerios.

Desde el principio se ha enseñado a respetar a los compañeros en la obra, considerando a cada uno compañero y amigo, sea grande o chiquito.

Se ha enseñado a los obreros a apoyarse mutuamente. Por eso, hoy en día, los obreros viajan en forma desinteresada de un rincón a otro del país y del mundo para socorrer a un amigo que está caído.

Cuando llega al pueblo o ciudad, el obrero que visita se somete al ministerio local, entendiendo que el pastor local es el hombre que Dios puso allí, que es la parte del cuerpo en aquel lugar y que debe respetarla, quererla y amarla.

b) La hermandad entre Iglesias.

Cuando los padres son amigos, los hijos también son amigos. Es muy lindo ver en todos los rincones del país, las famosas “reuniones especiales”. Las Iglesias se visitan, se hospedan, comen juntos y participan juntos en la cena del Señor.

Aquel obrero que se aísla, es responsable del aislamiento de su congregación. Dios nos ayude a acrecentar este sentido de cuerpo, para que cada vez mas, seamos uno como es el deseo del Señor.

c) El reconocimiento del presbiterio como cuerpo de guía, consejo y disciplina.

Y no solamente esto, sino además, en el presbiterio tenemos quién nos presida y sea nuestra cubierta espiritual.

Pudieran surgir con la observación de la obra, otros principios que no se han enumerado aquí. Quizá muchos de ellos sean parte o surjan de la profundización de estos mismos. Otros, no se han enumerado por ser comunes a toda la Iglesia. Se ha mirado a estos principios, porque se consideran fundamentales en el Movimiento.

La oración es, que como obreros no solamente podamos conocerlos, sino vivirlos cada día mas, para que aquellos resultados que se vieron ayer, se repitan HOY, en una dimensión mayor. amen.

Compartimos en los párrafos siguientes, documentos ya escritos con referencia a nuestros orígenes en Dios para el trabajo de la obra del ministerio que estamos desarrollando
“…Marcar el inicio de esta obra no es tan fácil, pues no se trata simplemente del comienzo de una congregación u organización, sino de toda una visión. Del nacimiento de un ministerio que fue extendido por toda Argentina y que está llegando a otros países y continentes.
Uno de los fundadores de esta gran familia que compone el Movimiento Cristiano y Misionero fue Samuel Enok Sórensen, (1918-1979), hijo de Niels C. Sórensen y de AnninaKelstrup, dos jóvenes misioneros dinamarqueses que se conocieron y se casaron en tierras argentinas y que también fueron padres de Pablo Sórensen, pastor y traductor de la inolvidable campaña de Tommy Hicks en Argentina. Juntamente con él los pastores Celsio y Hugo Contreras, hijos los dos de Venera y Estanislao Contreras.  En el año 1942, Samuel Sórensen se casó con Esther Nelson, hija de misioneros de origen sueco, y durante varios años, junto a su esposa cumplió una gran labor misionera en las ciudades de Junín, La Plata y City Bell. Todas en la provincia de Buenos Aires.

Una visión fresca y renovadora
Eran tiempos en que la Iglesia evangélica argentina dependía de los esfuerzos de las grandes centrales evangélicas extranjeras. A pesar de esos loables esfuerzos misioneros, la obra evangélica todavía no había adquirido dimensiones de acuerdo a la necesidad espiritual del país, debido a que las órdenes, directivas y sueldos venían del exterior, y esos factores eran los que limitaban la obra. En el año 1950, en la ciudad de City Bell, Samuel Sórensen dirigía un Instituto Bíblico, que se llamó «La escuela del Espíritu Santo». En ese lugar Dios produjo un verdadero despertar espiritual, que llevó a maestros y alumnos a buscar intensamente a Dios y a escudriñar la Biblia.
En el calor de esa intensa búsqueda de Dios, Samuel recibió una visión renovadora, llamada a transformar la obra misionera de la segunda mitad del siglo veinte, entendiendo de parte de Dios los principios para que el Evangelio se extienda con mayor amplitud y celeridad en Argentina y el mundo. En el año 1952, y luego de recibir esa visión, no tuvo reparos en renunciar a su sueldo de misionero, y junto a su esposa y cuatro hijos se trasladó a la ciudad de Mar del Plata aceptando el desafío de probar que Dios puede sostener a sus siervos y proveerles todo lo que necesitan. Lo demostró ampliamente. Dios no lo decepcionó, cumpliendo lo que dice el profeta Habacuc: «..El justo por su fe vivirá..» y también lo que dijo el apóstol Pablo: «..mi Dios; pues suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús..»
Se inicia el Centro Evangelístico de Mar del Plata
Después de tres años de intensa búsqueda de Dios y de un profundo estudio de la obra misionera bíblica. Convencido de que no se necesitaban mejores sermones sino verdaderos siervos y siervas de Dios, que estuvieran dispuestos a depender de la provisión de Dios para cada día, y a entregarlo todo por la predicación del Evangelio, Samuel Sórensen inició en la ciudad de Mar del Plata, el «Centro Evangelístico» (cuna del Movimiento), el 5 de Junio de 1955.
El «Centro Evangelístico» nació como una verdadera obra de fe, y con una fuerte visión misionera. En los años 1956 y 1957 y luego de lo que se llamó «Cursos relámpago», salieron los primeros misioneros al Sur de Argentina, comenzando una gesta gloriosa que al cabo de los años dejó establecidas Iglesias por toda la Patagonia Argentina. Luego tendría lugar la Cruzada el Norte de Argentina. Quince años después, escribiendo un artículo llamado «Recordando» Samuel Sórensen expresaría: «..A partir de 1955 Dios nos permitió comenzar una era de milagros. Primer milagro: La formación de una congregación. Segundo milagro: El celo en corazones santos para consagrarse a Dios y salir a Su obra. Tercer milagro: la financiación de una obra tremenda con recursos netamente locales. En aquel momento estábamos solos en la brecha, hoy Dios ha bendecido la obra de tal manera que docenas y docenas de hombres y mujeres de esta misma congregación han salido a llevar adelante la visión..»
Se formaliza el Movimiento
En el año 1960, los principios de fe y práctica que inspiraron esta Cruzada, se arraigaron y reafirmaron en el Sur de Argentina. En la ciudad de Río Gallegos, pcia de Santa Cruz, se celebró la primer Convención del Movimiento Cristiano y Misionero en la Patagonia y se realizó la declaración constitutiva. La cual fue suscrita por los pastores Samuel Sórensen y Hugo Contreras. También se menciona como miembros del incipiente Movimiento, a los obreros Celcio Contreras, Félix Ferreyra, Pedro Ojeda, Amelia Cejas, Olinda Contreras, Clodomiro Velazquez, Elaudina Caramés y Bolívar Santos entre otros. A continuación se transcribe dicha declaración:
Declaración de la Primera Convención Patagónica realizada en Río Gallegos, Santa Cruz
«…Empero, teniendo el mismo Espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: creí, por lo cual también hablé; nosotros también creemos, por lo cual también hablamos…” (2da Corintios 4:13). El Espíritu Santo movió nuestros corazones, unos cuántos años ha, para lanzarnos por un nuevo camino de fe y operación del Espíritu. En el año 1956, nuestras vidas ya fueron unidas en diversas actividades cristianas, aunque siempre fue sin formalizar ninguna unión oficial. Con todo, la obra creció y se esparció, rebasando los límites del país. Al llegar Enero de 1960, reunidos en oración en Mar del Plata, en la oportunidad del Tercer Curso Relámpago, y dedicados a pensar en el camino a seguir para el bien de la obra que nos ha sido encomendada, decidimos darnos la diestra de compañía; a lo cual tuvimos el testimonio de Dios por su S. Palabra, escrita y profética. Resolviendo así marchar juntos, esperando el desarrollo de los hechos bajo la dirección de Dios. Ahora, en esta fecha, se ha realizado aquí en Río Gallegos, provincia de Santa Cruz, la PRIMERA CONVENCION EVANGELICA PATAGONICA, la cual originó en los corazones de varios obreros reunidos brevemente en Noviembre ppdo, con el deseo de definir el rumbo de la obra Patagónica. Así, deliberando con temor, conscientes del sacrificio involucrado hasta aquí y deseosos de tener la mente del Señor para la expansión de esta obra tan cara al corazón, llegaron a esta conclusión los obreros de la Patagonia: Nos ha parecido bien a nosotros, en el temor del Espíritu Santo, continuar sobre el fundamento ya puesto sin cambiar los principios básicos de fe que fueran el fundamento de la Cruzada al Sur, Por lo cual los obreros representando las congregaciones de: Río Gallegos, Río Turbio, Ushuaia, Puerto Natales, San Julián, Puerto Deseado, Río Grande, aunado a ellos los hnos de Comodoro Rivadavia, que ya lo han manifestado anteriormente. Ahora estrechamos nuestros lazos de unión entre nosotros y con hermanos de igual fe y práctica del Centro evangelístico de Mar del Plata y esa provincia de Buenos Aires. Por lo cual, unidas nuestras manos, no simplemente en forma, masaún en la fe, que adoptando los métodos dados por Dios en su Santa Palabra, podemos esperar pleno éxito en todos los aspectos de la obra de Dios, sin limitaciones humanas. Todos nosotros, somos conscientes que es la primera vez que caminamos por esta senda. Así creemos, por lo cual hablamos y en acción por la gracia de Dios, marcharemos juntos, conocidos con el nombre de MOVIMIENTO CRISTIANO MISIONERO, no creando distingos entre el cuerpo del Señor, firmes en la fe recibida, pero con los brazos abiertos a todos los hijos de Dios. La visión es esta: EN EL ORDEN BIBLICO, aceptar todo lo escrito en absoluta simplicidad de fe y práctica, buscando evitar nuestras opiniones humanas. EN EL ORDEN ESPIRITUAL, ser partícipe de todos los ministerios y dones buscando su operación bíblica. EN EL ORDEN PRACTICO, promover la obra con nuestro todo, conscientes de que es la última hora, en la cual vivimos. Concluimos dando gracias a Dios por el refrigerio espiritual en compañía los unos de los otros, por el derramamiento de su Espíritu y sus operaciones en nuestro medio. Encomendándonos recíprocamente a la gracia de nuestro Señor Jesucristo.
Vertiginoso crecimiento
Con este fundamento, en la década del sesenta el Movimiento comenzó a crecer a pasos agigantados. Comenzaron a salir obreros por docenas. En pocos años se establecieron obras en todas las provincias argentinas, y la visión comenzó a trascender las fronteras. En 1964, se inauguró el segundo tramo en el Centro Evangelístico, donde se realizaron cinco convenciones, cada año más concurridas.
En 1965, y luego de una gran campaña en la ciudad de Mar del Plata con el evangelista Moris Cerullo, comenzó una etapa de campañas evangelísticas con el lema «Cristo es la Respuesta», que tuvo como protagonista al pastor Oscar Daruich, quién se había unido al Movimiento al comienzo de esa década. El pastor Oscar Daruich, fue uno de los instrumentos más usados por Dios en ese tiempo. Fue el evangelista de aproximadamente cincuenta campañas que se realizaron por todo el país. Casi sin publicidad y sin recursos humanos, esas campañas fueron multitudinarias, plenas en sanidades y milagros, y dejaron como fruto muchas obras establecidas, aún con el terreno adquirido con ofrendas de la campaña.
Mientras tanto, la obra seguía creciendo presidida por Samuel Sórensen y el incalculable aporte de ministerios como los de Hugo y Celcio Contreras, Jorge Veach, Oscar Daruich, Roberto Alonso y Hugo Fernández. Este crecimiento de la obra inspiró a Samuel Sórensen, quién con la ayuda de la congregación del «Centro Evangelístico», construyó el primer campamento para Convenciones Internacionales, que en el año 1971, fue semidestruido por un violento temporal de granizo. Sin embargo, esta situación desembocó en la decisión de construir un campamento más grande, sobre la base de dos hectáreas, en el Barrio Bosque Grande, que fue escenario de gloriosas convenciones en los años siguientes.
La despedida de un campeón de la fe
En el año 1979, y agotado por la abrumadora tarea apostólica desarrollada a lo largo y ancho del país, fallece en Mar del Plata Samuel EnokSórensen, dejando en pleno funcionamiento ciento cincuenta iglesias en todo el país, y un presbiterio compuesto por pastores de reconocida trayectoria espiritual y material, quién se encarga desde entonces de dirigir y continuar la obra del Movimiento. Es importante destacar, que la emocionante historia de Samuel Sórensen y de los comienzos de la familia del Movimiento, se encuentra magistralmente relatada en el libro «El triunfo del sistema de la fe» escrito por el pastor Roberto Sórensen, hijo de Samuel y actual pastor del «Centro Evangelístico» de Mar del Plata.
El Movimiento sigue adelante
Ya sin Samuel Sórensen, algunos auguraron la división o el fin de la obra. Sin embargo, en la década del ochenta el Movimiento continuó creciendo en forma sorprendente. Todas las iglesias, siguiendo la fe y principios de sus fundadores, (El llamamiento, la Vida de Fe, la Guía del Espíritu Santo, la vigencia y actualidad de las escrituras, el discipulado y otros), continuaron predicando, enviando misioneros a todas partes del país y comenzando misiones en otros países.
En ese tiempo se encontraban establecidas en Argentina doscientos cincuenta iglesias, algunas de ellas con gran crecimiento. El Movimiento estaba firme en Bolivia y Chile, haciendo sus primeros pasos en Brasil, Uruguay, Perú y Paraguay. Un misionero viajó con toda su familia a la República de Cabo Verde (En el continente africano), donde a través de los años dejó establecida la Iglesia del Movimiento en aquel país. Es oportuno mencionar la obra en España, que durante décadas fue llevada adelante por la hermana Elaudina Caramés, quien ahora está en la presencia de Dios.
Nace el campamento «Hebrón»
Para el año 1987, el campamento de Bosque Grande, quedó incómodo para seguir celebrando las Convenciones por la gran cantidad de pastores, obreros y asistentes a cada una de ellas. Dadas las circunstancias, se adquirió un predio de dieciocho hectáreas en la localidad de Chapadmalal, y bajo la visión y dirección del pastor Oscar Daruich, se comenzó a construir el nuevo campamento llamado «Hebrón» (Amistad).Desde el año 1988 hasta hoy, en Febrero de cada año, las Convenciones Internacionales del Movimiento se celebran en Hebrón. El anterior campamento se utilizó para el establecimiento de la escuela primaria Samuel EnokSórensen.
El Movimiento y su actualidad en Argentina
En la actualidad es casi imposible enumerar con exactitud la cantidad de iglesias que el Movimiento ha establecido en Argentina. Cientos de pastores, en toda la Nación y otros países cumplen su ministerio, y cada uno en su iglesia -En la guía del Espíritu Santo- y sin estrategias humanas, prepara a sus discípulos, (Que en total se contarían por miles), y que en su tiempo son enviados a predicar a otros lugares. Comedores infantiles, guarderías, escuelas bíblicas, Centros de ayuda a carenciados, visitación a hospitales y cárceles son tarea diaria de las iglesias de la familia. Diferentes iglesias han establecido tres escuelas primarias, dos Hogares de Niños, un Hogar de Ancianos y un Centro de rehabilitación de drogadictos.
Con presencia en todas las capitales del país y en todas las provincias, en grandes ciudades, en pequeños pueblos y aldeas y aún en lugares recónditos, el Movimiento ha crecido en el siglo veinte, al ritmo de una nueva iglesia cada treinta y cuatro días, sólo en Argentina. (Fuente: Estadística de la oficina central del M.C y M). Celebra dieciseis Convenciones Regionales al año, y la Convención Internacional de Chapadmalal, las cuáles son presididas por el presbiterio internacional, compuesto por los pastores Orlando García, Ismael Busatto Samuel Laborde, Bolívar Santos y Hernán Pérez.
El Movimiento y su actualidad en el mundo
También creció en Chile, Bolivia y Perú. Ha enviado obreros que permanecen hasta hoy en Brasil, Uruguay, Ecuador, Paraguay, Venezuela y Colombia en América del Sur, en España y Francia, en el continente Europeo, y en la República de Cabo Verde, en Africa. Con el comienzo de este siglo, surgió un renuevo de la visión misionera. El Espíritu Santo está guiando a muchos discípulos y siervos de Dios hacia el norte de América Latina y Europa. Casi mensualmente, se reciben noticias de nuevos obreros que son enviados a lejanas tierras para establecer nuevas obras, y así cumplir con los eternos propósitos de Dios para esta familia…”